El mismo principio es válido en todo aspecto de la vida. Cuando usted tiene una fuente de vida, entonces usted es una fuente de vida. Pero donde hay escasez, causará desesperación. Y la desesperación puede convertirse fácilmente en la explotación de los demás. Si usted está desconectado de una fuente de vida, su “tanque de oxígeno”, intentará aspirar de la vida de alguien. Usted será tentado a utilizar las personas para tratar de validar su sentido de sí mismo. Usted, en un momento, se convertirá en un consumidor de la vida en vez de un dador de vida. Y así es cómo nacen las relaciones tóxicas. Esta es la razón por la que muchos fracasan. Cuando tenemos necesidades tan grandes que solo Dios puede suplir a los seres humanos, no es probable que ellos puedan triunfar. Tampoco podemos ofrecerles amor incondicional en los días que están luchando, ¡porque ellos son nuestra fuente!1
Si siente que estoy pintando esto de manera muy oscura, permítanme mostrarle en la manera “inocente” de cómo lo descubrí en mí. Cuando estaba en la Universidad, yo anhelaba una relación con una mujer. Pero recuerdo cuando escuché a alguien hablar sobre cómo los esposos sacrifican sus anhelos y deseos por el bien de sus esposas. Esta persona habló de cómo Jesucristo había sacrificado su vida por el bien de su novia, la iglesia. Todo esto sonaba tan heroico. Quería ser un héroe como el ejemplo, así que eso me pareció bueno. Pero después él habló sobre cómo el sexo no es para usar a una persona para satisfacer nuestras necesidades.
La misma lógica se aplica. Lo que una esposa necesitará en los momentos íntimos sexuales, probablemente en nada será lo que un muchacho veinteañero se imagina, sobre todo si él ha crecido viendo porno. Fue aquí que mi egoísmo fue expuesto. Siempre había imaginado que sexo era para mi satisfacción. Siempre yo había pensado sobre ese aspecto de una relación puramente en términos egoístas y auto gratificante. Me di cuenta que no había mucho amor en mi imaginación del sexo. A partir de ahí comencé a ver cómo, en muchas de mis imaginaciones sobre el romance y el matrimonio, imaginé cosas que haría que mi esposa, u otros, pensaran que yo era valiente, impresionante, amoroso o maravilloso. El resultado final tenía que ver solo conmigo. Fue un intento de satisfacer mi ego. Recuerdo llorar pensando sobre cuánto egoísmo había pasado a través de cada aspecto de mi imaginación relativo al romance. Tuve que tomar un descanso de ni siquiera pensar en una relación con una chica. Me di cuenta que yo estaría buscando a ella para que me hiciera sentir como si yo fuera alguien especial. Seguro, las esposas deben hacer que un marido se sienta de esa manera, pero si tengo una gran necesidad de amor y aceptación, que solo Dios puede dar, a cualquier chica, no importa cuán impresionante ella es, ella no puede satisfacer una necesidad tan grande como esa.
Debemos tener una relación correcta con Dios antes de tener una relación correcta con un muchacho o una chica.
Como vemos en la Biblia, hay ciertamente un número de pasajes que tratan sobre romance, sexo y matrimonio. En el libro de Génesis vemos el encuentro de la primera pareja. Leemos acerca de las canciones románticas de Salomón. Contamos con el sabio consejo sobre el amor en los Proverbios. La primera carta a los Corintios habla sobre la vida del soltero. Efesios y Colosenses ambos libros contienen hermosas descripciones de matrimonios santos. Sin embargo, si usted va agregar a todos estos ellos constituirían sólo un pequeño fragmento del contenido de la palabra de Dios. La gran mayoría de las Escrituras trata de la importancia de una relación con Dios. Para algunos jóvenes solteros con quienes he conversado, este hecho puede parecer difícil de imaginar. El noviazgo es el problema más grande según el punto de vista de ellos. ¿Qué posiblemente podría tomar prioridad por encima de encontrar el amor de su vida? Lo admito, cuando el deseo de noviar está tan cerca de usted como su nariz, todo se ve muy grande. Sin embargo, si usted puede alejarse del deseo de tener un novio o una novia por un momento, verá que hay una historia mucho más importante que se está desarrollando que la historia del amor romántico. Su relación con un muchacho o una chica, aunque importante, no es la relación más significativa en su vida, y no es la relación que le importa más a Dios.
En el capítulo 4 del evangelio de Juan, cuando Jesús se sentó a conversar con la mujer junto al pozo, él inició una conversación con ella sobre la sed y el agua. Luego, en el contexto de esta conversación sobre la sed, él dijo a ella: “Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no es tu esposo”. También dijo él: “Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida”. Lo que Jesús estaba diciendo a esta mujer era: “Has estado buscando satisfacción de una sed profunda del alma en los brazos de los hombres y no lo puedes encontrar allí. Has diagnosticado equivocadamente tu necesidad”. Muchos de nosotros hemos hecho lo mismo.
Antes de buscar a un muchacho o a una chica, es necesario estar de acuerdo con Dios. Antes de casarte, necesitas conocer a tu Creador, porque es en la estabilidad de caminar con él que tenemos los recursos para ser una bendición el uno para el otro. Tenemos que estar conectados a una fuente de la vida si vamos a ser una fuente de la vida.
1 Juan 4, cuando Juan nos hablaba sobre el amor, dijo: “Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros” (v. 7). Luego dio a sus lectores la motivación por la que ellos deben interesarse por otros. Pero en un giro fascinante, ¡él no motivó con una amenaza de castigo o una promesa de recompensa! No dijo, “¡ama, o de lo contrario, Dios ciertamente se enojará contigo!” No hay ninguna amenaza. Tampoco dijo, “ama, porque entonces serás bendecido con grandes riquezas”. Ninguna recompensa futura hay en este versículo. Entonces, ¿cómo motivó a ellos? ¡Él no señaló hacia adelante, sino hacia atrás! Él dijo: “Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” (1 Jn. 4:7-8). Él no señaló hacia el futuro una promesa o amenaza. Señaló al pasado. ¡Amor! ¿Por qué, Juan? Porque el amor fluye hacia usted de Dios. Y cuando lo conozca, es la cosa más natural del mundo dejar que ese amor fluya de él hacia usted y a otras personas. Cuando usted sabe que es “amado”, es fácil amar a los demás. Cuando usted tiene un recurso inagotable del amor, es fácil ser una fuente de amor a los demás.
¿Quiere ser usted un gran amante de las personas? ¿Quiere ser una fuente de la vida a su familia, amigos, a la persona con quien podría noviar y a la persona con la que finalmente se casará? Entonces usted necesita una fuente de la vida. Así es cómo siempre estaba destinado a ser. El amor amado. El amor aceptado se convierte en amor extendido. Es el resultado natural de ser amados por Dios.
Algunos de ustedes dirán: “¿Cómo me siento amado por Dios? Quiero sentirme amado/a. ¿Cómo lo siento?” Permítanme declarar un principio simple: nuestro cariño usa el combustible de la verdad. Si queremos sentirnos amados/as, tenemos que empezar con saber que somos verdaderamente amados.
Así que vamos a sacar esto del mundo espiritual por un momento. ¿Cómo sabe usted que es amado por alguien? Usted no puede ver el amor. No puede sostenerlo. ¿Qué tiene usted allí? “Una