Akal / Básica de bolsillo / 207
Serie Clásicos del pensamiento político
Director de la serie
Ramón Máiz
Adam Ferguson
Ensayo sobre la historia de la sociedad civil
Introducción, traducción y notas de
María Isabel Wences Simon
Diseño cubierta: Sergio Ramírez
Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.
Título original: An Essay on the History of Civil Society
© Ediciones Akal, S. A., 2010
Sector Foresta, 1
28760 Tres Cantos
Madrid - España
Tel.: 918 061 996
Fax: 918 044 028
ISBN: 978-84-460-3604-3
Introducción
Adam Ferguson ha sido descrito como «uno de los más grandes […] en la historia de la cultura europea»[1] y su Ensayo sobre la historia de la sociedad civil es considerado como «uno de los mejores trabajos de la Ilustración escocesa»[2]. Nació en la frontera entre las tierras altas y las tierras bajas, en Logierait, Pertshire, Escocia, el 20 de junio de 1723, el mismo año que naciera Adam Smith y se fundara la Honourable Society of Improvers in the Knowledge in Scotland. De niño fue un incansable lector apasionado de la mitología griega y a los 15 años se abrieron para él las puertas de la Universidad de St. Andrews. Obtuvo el grado de Master of Arts tras haber demostrado ser «uno de los mejores alumnos y quizá el mejor en matemáticas y en metafísica de su generación»[3].
Se trasladó a la Universidad de Edimburgo para estudiar teología y ahí tuvo la oportunidad de verse inmerso en una efervescente atmósfera intelectual y convivir con una elite estudiantil que con el tiempo llegaría a tener en Escocia una considerable influencia social y política; algunos de los hombres que conoció en esa época y con los que conviviría a lo largo de su vida fueron el dramaturgo John Home; el historiador y posterior rector de la Universidad de Edimburgo, William Robertson; el futuro catedrático de Retórica, Hugo Blair; y el que más tarde sería ministro de Inveresk, Alexander Carlyle, todos ellos integrantes de la llamada Ilustración escocesa. Durante esa época estudiantil muchas de las reuniones tenían lugar en casa de la familia Adam, conocida saga de arquitectos. Ese hogar, en el que Ferguson vivió en distintos momentos de su vida, se convirtió en un espacio de encuentro y tertulia al que concurrían no sólo los nombres antes mencionados, sino también ilustrados escoceses de la talla de David Hume y Adam Smith.
Ferguson no se había ordenado todavía como ministro cuando fue llamado para formar parte del 43rd Highland (Black Watch) Regiment en calidad de capellán castrense. Durante varios años desempeñó esta labor, primero como suplente y después como principal, y se hizo merecedor del sobrenombre de Warlike Chaplain (capellán guerrero), debido a su fuerte temperamento y su brío aventurero. Durante esta época, tiene lugar el intento de los jacobitas de restituir en el trono al pretendiente Carlos Eduardo Estuardo y Ferguson blande su espada antijacobita predicando un sermón en gaélico que pasaría a ser su primera contribución escrita. Lo tituló A Sermon Preached in the Ersh Language to His Majesty’s First Highland Regiment of Foot, commanded by Lord John Murray, at their Cantonment at Camberwell, on the 18th day of December, 1745, y fue traducido al inglés por el propio autor. Este sermón es importante por las exhortaciones patrióticas y la elegancia del lenguaje; sus palabras denuncian duramente las intenciones del pretendiente y de Francia y alientan a las tropas a la lucha en defensa de su religión, de su país y de su rey (Jorge II).
Cuando se le ordenó al Black Watch la misión de ir a América, Ferguson optó por quedarse en Escocia y dimitió de su cargo, concluyendo su etapa de capellán castrense. Sin duda, la experiencia y el conocimiento que obtuvo durante esta etapa serían significativos a lo largo de su vida, no sólo porque son años que le permitieron observar detenidamente la conducta y el carácter humanos y vivir la guerra en directo, sino también porque adquirió herramientas que le serían de utilidad para analizar los fenómenos políticos de la época, como bien quedaría reflejado tanto en su Ensayo sobre la historia de la sociedad civil como en su Historia sobre el progreso y decadencia de la República romana.
La dimisión como capellán se acompañó de un alejamiento del ministerio, sin que ello significase un rechazo a la doctrina de la Iglesia escocesa. Por el contrario, durante toda su vida defendió la causa moderada en la Asamblea General de dicha Iglesia[4]. Probablemente, su alejamiento se debió más al hecho de que prefería dedicarse a la vida académica e intelectual.
Durante aproximadamente tres años hizo varios intentos para obtener una cátedra en la universidad, objetivo que logró en agosto de 1759. Estos años previos a su llegada al célebre ámbito universitario escocés serán significativos por varias razones. Para empezar, porque escribió su primer panfleto sobre la milicia, Reflections Previous to the Establishment of a Militia, y aunque fue publicado anónimamente, Alexander Carlyle en sus memorias subrayó que había que agradecer el esfuerzo de Ferguson porque el escrito contenía «todos los genuinos principios que se necesitan para la defensa nacional»[5]. El aspecto central que Ferguson subraya aquí es que la obligación de participar en el ejército posee un valor infinitamente menor al honor que representa el hecho de mostrar una iniciativa personal de defensa. En este panfleto y en otro posterior, escrito en tono de sátira y denominado The History of the Proceedings in the Case of Margaret, Commonly Called Peg, Only Lawful Sister of John Bull, Esq. (1761), Ferguson dejó entrever las primeras expresiones de un tema que le obsesionaría a lo largo de su vida: el derecho a que Escocia contase con su propia milicia. Muestra de ello es que años más tarde fundaría, junto con otros ilustrados, una asociación cuyo objetivo central era promover la constitución de una milicia escocesa; la llamaron Poker Club, probablemente para ocultar, en un primer momento, sus verdaderos objetivos, ya que la cuestión de la milicia era particularmente controvertida en la segunda mitad del siglo XVIII[6]. Bajo el manto del Poker Club Ferguson ideó e impulsó la Scottish Militia Bill, que generaría un gran debate entre los ilustrados, pero que finalmente resultaría una propuesta que se quedaría en el papel.
Respecto de estos años anteriores al ejercicio universitario, también cabe destacar que Ferguson es nombrado sucesor de David Hume como bibliotecario en la Facultad de Derecho. Este hecho le abrió las puertas a más de treinta mil volúmenes de una de las mejores bibliotecas de Europa. Al mismo tiempo, se le presenta la oportunidad de convertirse en tutor de los hijos de lord Bute, influyente político, representante escocés en la Cámara de los Lores y futuro –de facto– primer ministro; al respecto Hume, en una carta dirigida a Gilbert Elliot, escribiría: «Espero que lord Bute se encuentre satisfecho con su elección porque ha elegido como tutor de su hijo a un hombre con sensibilidad, conocimiento, gusto, elegancia y de costumbres morales»[7]. Este nombramiento significaba para Ferguson un desahogo económico y la posibilidad de moverse en los