© Iván Zaro, 2019
© Prólogo de Rozalén, 2019
© De esta edición, Punto de Vista Editores, S. L., 2019
Todos los derechos reservados.
Primera edición: diciembre, 2019
Publicado por Punto de Vista Editores
www.puntodevistaeditores.com
@puntodevistaed
Diseño e imagen de cubierta: Joaquín Gallego
Coordinación editorial: Miguel S. Salas
ISBN: 978-84-16876-88-4
IBIC: JFFH2
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Sumario
Introducción. El estigma social
Pablo, un sacerdote hecho de carne y espíritu
El negacionismo y sus peligrosas consecuencias
María José Fuster: la resiliencia hecha mujer
Miguel Caballero: la segunda salida del armario
José Manuel y Pedro: una historia de amor en positivo
El amor: José Manuel tras el diagnóstico
Enrique, un superviviente del sida
Dedicado a quienes miraron la adversidad y la invitaron a bailar. A Teresa Navazo y Javier Vázquez, a Imagina. A Xavier Mercé, mi compañero de viaje.
Prólogo
Llevaba muy poquitos meses en Madrid y me sentía la hormiguita más pequeña del hormiguero.
Iba siempre con mi guitarra en la espalda, como quien porta un arma noble cargadísima de ilusión, cantando por los garitos y plazas.
Buscaba trabajo como psicóloga (o como cualquier cosa) mientras estudiaba Musicoterapia. Deseaba que la vida y la noche me brindaran todo el rato historias emocionantes que sentir, que beber y que contar.
Aún recuerdo esa llamada. Caminaba algo perdida por la Gran Vía. Supongo que me andaría cuestionando si esta decisión de apostar por lo que deseaba valdría la pena. Una voz dulce detrás del teléfono me hablaba de mi canción «Comiéndote a besos». Me invitaban a la presentación de la primera campaña de Imagina MÁS, una nueva ONG que nacía con el deseo de mejorar la vida de las personas seropositivas, de las personas, en general. Me decían que por fin encontraban una canción llena de luz sobre el VIH. No me podía creer que mi letra y mi melodía provocaran algo tan grande. Se me iluminó la cara para el resto del mes.
Y ahí me presenté, un 2 de junio de 2012.
Ese día conocí a todo el equipo de Imagina MÁS y conocí a Iván.
Los dos vestíamos de blanco. Los dos con falda. Sí, los flechazos existen. Me enamoré perdidamente de ellos.
Es difícil no fijarse en Iván por la personalidad arrolladora que gasta, porque tiene arte hasta en los andares, porque es divertido a rabiar, porque es de los de mirada verdadera, fulminante, por su transparencia, por su manera hipnótica de hablar… Por la seguridad que proyecta tras tantos años de preparación y, por qué no decirlo, porque le encantan las lentejuelas y el brilli brilli.
Desde ese día me hicieron sentir parte de esta familia sensible y comprometida… porque con ellos uno puede despreocuparse de aparentar y vive el privilegio de ser quien es en realidad.
Sigo cada uno de sus pasos con orgullo y admiración. Son pasos firmes, creativos y exquisitos. En un mundo vacío de réplicas exactas, ellos trabajan duro para aportar contenido, originalidad y luminosidad.
Así es este libro: luminoso y necesario.
Hace referencia al autoestigma y sus consecuencias. Si ya es duro vivir con una enfermedad crónica, vivir además con el estigma de tenerla es demoledor.
La persona que interioriza estereotipos y prejuicios sobre su propia condición se verá abocada a la creencia de que es un ser poco valioso, al aislamiento social, al autoboicot y al temor de ser identificada. Por eso es importante que las personas seropositivas se empoderen tomando parte activa en la lucha frente al estigma.
Estas páginas también pasean por la historia de la infección, por las experiencias de la primera generación del VIH. Es imprescindible que la sociedad esté informada para avanzar en cualquiera de las causas sociales. Conocer la raíz, la historia de nuestros antecesores, los porqués y la evolución. Saber que el tratamiento actual consigue detener la replicación del virus en el organismo, dejándolo latente, dormido, hasta llegar a ser indetectable y, por tanto, intransmisible. Si todos supiésemos que a día de hoy las personas con VIH en tratamiento no pueden transmitir