© LOM ediciones Primera edición, septiembre de 2021 Impreso en 1000 ejemplares ISBN Impreso: 9789560014450 ISBN Digital: 9789560014825 RPI: 2021-a-7283 Motivo de portada: Imagen de janeb13 en Pixabay Todas las publicaciones del área de Ciencias Sociales y Humanas de LOM ediciones han sido sometidas a referato externo. Edición, diseño y diagramación LOM ediciones. Concha y Toro 23, Santiago Teléfono: (56-2) 2860 6800 [email protected] | www.lom.cl Diseño de Colección Estudio Navaja Tipografía: Karmina Impreso en los talleres de gráfica LOM Miguel de Atero 2888, Quinta Normal Impreso en Santiago de Chile
Agradecimientos
Es un placer mencionar a los amigos y colegas que generosamente han dedicado tiempo y atención a la lectura de borradores de estos textos, o me han hecho comentarios, preguntas y sugerencias que han ayudado a dar forma a sus argumentos: Omar Aguilar, Daniel Alvaro, Rafael Alvear, Nicolás Angelcos, Margret Archer, Esperanza Bielsa, Tom Brock, Brian Callan, Mark Carrigan, Dante Castillo, Vincenzo Cicchelli, Gerard Delanty, Kieran Durkin, Dave Elder-Vass, Rodrigo Figueroa, Robert Fine, Steve Fuller, Rodrigo González, Ana Gross, Peter Holley, Juan Jiménez, Alonso López, André Magnelli, Paula Mena, Marcus Morgan, Jordi Mundó, Karen O’Reilly, Sebastián Raza-Mejía, Diego Rossello, Francisco Salinas, Martin Savransky, Nikos Sotirakopoulos, Simon Susen, Csaba Szaló, Cristian Tileaga, Beltrán Undurraga, Frederic Vandenberghe y Frank Welz. Agradezco también a Felipe Padilla la traducción preliminar de aquellos artículos que fueron publicados originalmente en inglés. Como ya es costumbre, Aldo Mascareño y Rodrigo Cordero han escuchado generosamente mis ideas en innumerables ocasiones. Les agradezco su paciencia, así como la confianza de que algo interesante puede surgir de ellas. También a Silvia Aguilera, de LOM, quien decidió seguir adelante con este libro aun en las circunstancias difíciles que nos han tocado vivir recientemente.
Hay un momento de la trayectoria académica cuando los cargos directivos se transforman en un deber inevitable. Esa administración puede ser tediosa y en ocasiones es incomprendida, pero ofrece también una oportunidad para contribuir a que el trabajo académico tal y como es se acerque a aquello que imaginamos que debiese ser: un espacio intelectualmente estimulante, de aprendizaje permanente y donde prima la racionalidad del mejor argumento. Más allá del éxito o fracaso de ese objetivo, la posibilidad de seguir escribiendo e investigando mientras uno se desempeña en esos roles depende en gran medida del trabajo de los equipos que toman en sus hombros el día a día de esa administración académica: mi sincero reconocimiento a Camila Claps y Constanza Venegas, en la Universidad Diego Portales, y a Carolina Apablaza, en la Universidad Adolfo Ibáñez, por la forma impecable en que llevan los procesos y programas a su cargo.
Muchas gracias a mi familia: Paula, Leonor, Jeannette, Raúl, Mara, Carla y Juanita.
Después de casi 18 meses de encierro por la pandemia, que sin duda nos han hecho reconsiderar la clase de animales sociales que somos, quisiera dedicar este libro a los amigos y amigas de toda la vida: Andrea Valdivia, Andrés Velasco, Iván Mlynarz y María José Reyes.
Los proyectos Fondecyt Regular (1181585 y 1200208) han entregado apoyo financiero para la finalización de este texto.
Santiago de Chile, Junio de 2021
Introducción
Al hacer filosofía, intentamos despojarla de los excesos del universalismo y de su celo prescriptivo. Al hacer sociología, resistimos la elevación de cualquier identidad y procedencia particular por sobre nuestra condición humana universal
Robert Fine (2017, 279)
Quisiera comenzar esta introducción con una referencia autobiográfica. Al poco tiempo de haber iniciado mis estudios de sociología en la Universidad de Chile, a inicios de la década de 1990, me quedó claro que mis intereses eran más cercanos a la filosofía que a la sociología. Si iba a tener la motivación para terminar la licenciatura que había comenzado, inevitablemente me las iba a tener que ingeniar para concentrarme en aquellas áreas más cercanas a la filosofía. En esa época tuve la fortuna de asistir como oyente a un curso que Ernst Tugendhat dictó en el Instituto de Filosofía de la Universidad Católica (con vergüenza, admito que nunca me presenté ni le pedí permiso para asistir a sus clases. Tampoco me atreví a preguntar en todo el semestre). El curso, que debía ser sobre la Crítica de la Razón Práctica de Immanuel Kant pero que Tugendhat decidió dictar sobre la Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres, no hizo más que confirmar que en esos temas se concentraban mis intereses genuinos. Exploré en esa época la posibilidad de un cambio de carrera, pero el curriculum extremadamente rígido de las licenciaturas habría significado tener que comenzar nuevamente desde cero, cuestión financieramente impensable. Un consejo, que ha probado ser acertado, me convenció además que «daba un poco lo mismo» si uno terminaba un grado u otro, porque después uno podía hacer un posgrado para afinar la puntería y seguir aprendiendo. Es así como me transformé, desde esa época y hasta ahora, en sociólogo «profesional» y filósofo «amateur».
Este volumen reúne un conjunto de artículos, escritos entre 2012 y 2019, en su mayoría como contribuciones a volúmenes editados o invitaciones a conferencias, seminarios y charlas. La idea original de su publicación se remonta a mediados de 2018 y son tantas las cosas que han pasado desde entonces que en algún sentido varios de estos ensayos pueden parecer piezas de museo que refieren a un mundo que ya no existe. Sin embargo, el hecho de que no se refieran directamente al estallido en Chile en octubre de 2019, ni menos a la pandemia del COVID, me parece que ofrece la oportunidad de tomarse un respiro frente a esta cotidianidad que no nos da descanso. Es también un intento por recuperar, reconstruir o reinventar algunas preocupaciones que me siguen convocando como preguntas fundamentales.
El propósito que reúne estos trabajos es poner en relación sociología y filosofía y la forma en que estas conexiones han dado vida a la idea de sociología filosófica. Junto con mi libro anterior, publicado por LOM (Chernilo 2011), así como dos publicados en inglés más recientes (Chernilo 2013; 2017a), este también da cuenta de la conversación que intento establecer entre ambas tradiciones. Por supuesto, sus relaciones pueden ensayarse mediante las ideas de teoría sociológica, filosofía social, pensamiento social o teoría social, todas las cuales están disponibles en diversos contextos y en cuyo apoyo pueden esgrimirse distintas razones. Su mérito principal es que esos términos indican una orientación intelectual que, para constituirse, requiere de tradiciones de pensamiento distintas e intereses de conocimiento diversos. Por un lado, las ideas de pensamiento social y teoría social se encuentran más cerca de mis intereses y las he usado en distintos contextos, puesto que además de la dimensión estrictamente conceptual enfatizan el carácter interdisciplinario, históricamente orientado y sobre todo la doble cualidad descriptiva y normativa que inspiran mis investigaciones. Por el otro, la noción de teoría sociológica enfatiza una idea disciplinar más estrecha y que tiende a asociarse a sistemas teóricos cerrados a la Parsons, mientras que la idea de filosofía social parece enfatizar una dimensión aun más especulativa cuyo vínculo con la realidad histórica está mediado por presupuestos metafísicos que no podemos realmente sostener (a la Spengler). Como una forma de dar identidad y clarificar los intereses que motivan mi trabajo, en los últimos años he venido intentando delinear la idea de sociología filosófica como un tipo específico de programa teórico que se toma en serio las relaciones entre filosofía y sociología con miras a ponerlas a trabajar conjuntamente en la exploración de ideas normativas en la sociedad –por ejemplo, la justicia, la igualdad, la autonomía– y de las propiedades antropológicas en que esas ideas normativas se sostienen –por ejemplo, la responsabilidad, la reflexividad, el lenguaje–.
El punto de partida de mi estudio para el desarrollo de la sociología filosófica es el hecho, relativamente obvio, de que la sociología y la filosofía no son solo tradiciones distintas