Un don para amar. Ricardo Enrique Facci. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Ricardo Enrique Facci
Издательство: Bookwire
Серия: Cristo Vive en mí
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789878438085
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      Distribuye:

      Asociación “Hogares Nuevos”

      Zona Urbana S6106XAE-Aaron Castellanos

      (Santa Fe)- Argentina

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      www.hogaresnuevos.com

Facci, Ricardo EnriqueUn don para amar / Ricardo Enrique Facci. - 1a ed - Aarón Castellanos: Hogares Nuevos Ediciones, 2021.Libro digital, EPUBArchivo Digital: descarga y onlineISBN 978-987-8438-08-51. Cristianismo. 2. Espiritualidad Cristiana. 3. Matrimonio. I. Título.CDD 230

      ©Asociación Hogares Nuevos

      Zona Urbana S6106XAE - Aarón Castellanos (Santa Fe) - Argentina.

      Con las debidas licencias.

      Queda hecho el depósito que ordena la ley 11.723

      Septiembre de 2021

      Industria Argentina.

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      Presentación

      Tenemos el agrado de presentar el Tomo II de la colección “Cristo vive en mí” titulado “Un don para amar”.

      La colección recoge diversos textos inéditos del Padre Ricardo E. Facci que ayudarán al lector a profundizar sobre una realidad que toca a todo cristiano: vivir una espiritualidad concreta.

      Dios nos ha regalado un inmenso don al inspirar la fundación de Hogares Nuevos - Obra de Cristo, un carisma que centrado en Cristo y abierto a la Iglesia, ama de manera particular a la Familia. Este don conlleva ineludiblemente un llamado a amar, siendo verdaderos misioneros. Llevamos este tesoro en vasijas de barro, Dios nos concedió un don para amar.

      Ponemos en manos de María Reina de la Familia cada una de estas páginas. Ella junto a su esposo San José, han sido el primer matrimonio plenamente cristocéntrico -vivían en función del Hijo de Dios- y como verdaderos misioneros, no lo guardaron para sí, sino que lo han regalado al mundo.

      Equipo Editorial

      Primera parte

      Nuestro Carisma

      1. ¿Qué Significa Cristocentrismo?

      Hogares Nuevos siempre, desde su carisma y su espiritualidad, se ha definido como cristocéntrico. Toda la Obra está impregnada de esta espiritualidad, buscando tener a Cristo como centro de la vida personal, familiar y comunitaria.

      El Artículo 9 del Camino de Vida, contiene una síntesis sumamente clara: “Toda la vida de los miembros de la Obra y el accionar apostólico está fundamentado en una espiritualidad cristocéntrica. Cristo Vivo tiene espacio en cada comunidad, familia, persona, permitiendo que Él sea, en definitiva, quien toma las decisiones. Cada comunidad y, fundamentalmente, cada miembro frente a sus opciones se pregunta: ‘¿Qué haría Cristo en mi lugar?’ Todos los miembros constituyen la vida comunitaria, familiar, matrimonial y personal sobre la piedra angular que es Cristo (Cfr. Hec 4,11)”.

      El Reglamento, que explica sustancialmente al artículo es el siguiente: “Cada miembro de la Obra desea vivir una espiritualidad cristocéntrica auténtica, forjada en sí mismo, en cada comunidad y familia. Hoy, más que nunca, se debe presentar a la humanidad, el regalo de una espiritualidad fundamentada en Cristo Vivo y aterrizada en la cotidianeidad de la vida familiar y comunitaria.

      El modo en que el Señor se presenta en cada Palabra de los Evangelios, en sus actitudes de amor, en la firmeza de su actuar, en su servicio, en haber cargado en la cruz los pecados del mundo y salvarnos, han de conformar, la meta segura del accionar apostólico.

      Cada miembro se pregunta: “¿Qué haría Cristo en mi lugar?” Frente al trabajo misionero, esta expresión se hace carne en la propia humanidad, ya que conduce a conformar la ansiada ruta de la santidad. Ante el descubrimiento de Cristo Conyugal, este interrogante, ha pasado a ser parte inseparable de la vida de muchas familias. De esta manera, ante cualquier circunstancia de la vida, se irán configurando las decisiones según el Señor, y el estado espiritual, crecerá bajo el amparo de Cristo Vivo.

      Por eso, se podrá caminar feliz y seguro tomado de la mano de Jesucristo, quien por fe y gracia se ha constituido para los miembros, en la “Piedra Angular” que cuida su Obra.

      El Papa Francisco, en la Encíclica Lumen Fidei, al afrontar el vínculo entre la familia y la fe, expresa: ‘El encuentro con Cristo, el dejarse aferrar y guiar por su amor, amplía el horizonte de la existencia, le da una esperanza sólida que no defrauda. La fe no es un refugio para gente pusilánime, sino que ensancha la vida. Hace descubrir una gran llamada, la vocación al amor, y asegura que este amor es digno de fe, que vale la pena ponerse en sus manos, porque está fundado en la fidelidad de Dios, más fuerte que todas nuestras debilidades’ (Lumen Fidei, 53)”.

      Al expresar que la Obra “desea vivir una espiritualidad cristocéntrica auténtica, forjada en sí mismo, en cada comunidad y familia”, nos lleva a preguntarnos, ¿qué es cristocentrismo?, ¿qué es una espiritualidad cristocéntrica?

      Si se habla de cristología, debemos definirla como la parte de la teología cristiana que dedica su estudio a Cristo, a todo el desempeño en el accionar y a las palabras de Jesús de Nazaret, tanto en su aspecto humano como divino.

      En cambio, cuando se habla de cristocentrismo nos referimos a un modo concreto de vivir la espiritualidad cristiana. La definición de cristocentrismo debe comprenderse como una concepción por la cual cada acto de la vida humana, personal y comunitaria, debe centrarse en Cristo como fuente de enseñanza y gracia.

      Por donde Dios sembró el cristocentrismo en Hogares Nuevos, no lo tenemos a ciencia cierta. Pienso que, necesariamente, ha sido una influencia muy directa del Papa Juan Pablo II. Él era netamente cristocéntrico. Mi vida personal siempre tuvo rasgos cristocéntricos, especialmente, desde una firme espiritualidad eucarística, sin embargo, el Señor sembró este carisma y rasgo de nuestra espiritualidad, a través de su instrumento, San Juan Pablo II. Lo mismo debemos decir de los demás carismas; siempre amé profundamente a la familia y a la Iglesia, pero no cabe la menor duda de que, también, la fuente ha sido el Él, a quien se lo llamó “el Papa de la Familia”; San Juan Pablo II, aquél que se abrió plenamente a toda la Iglesia. Por este camino Dios fue proponiendo nuestro carisma y espiritualidad. Los carismas, no se pueden programar, son regalos que Dios nos hace para servir en su Iglesia.

      Ha sido muy evidente el cristocentrismo en las enseñanzas de San Juan Pablo II. San Juan Pablo II, ha presentado a Cristo como centro, de un modo directo y prolongado, que ha calado hondo en los fieles. Sus enseñanzas, no sólo tienen a Jesucristo como centro, sino que toda su vida experimenta una espiritualidad cristocéntrica, todo su ser gira en torno al misterio de Cristo. Por esto, su magisterio, se expresa pedagógicamente, partiendo siempre desde Cristo y volviendo continuamente a Él, tanto en su palabra como en su testimonio de vida. Constantemente el punto de encuentro es Jesucristo, buscando desde allí iluminar la vida del ser humano.

      Podríamos decir que una de las piedras basales de su pontificado fue Gaudium et Spes N° 22, donde queda claro que el misterio del hombre, se esclarece en el misterio del Verbo hecho carne. El cristocentrismo de San Juan Pablo II, en todo su magisterio, quiere iluminar desde el misterio de Cristo el misterio del hombre, y desde allí el valor de la familia. Es un cristocentrismo que tiene en el hombre, en la vida y en la familia un punto de referencia muy claro. Ilumina al hombre y a la familia, para que pueda afrontar los gozos y los temores de su vida, en el mundo que le ha tocado vivir.

      Todos los temas que preocupan al hombre de hoy, los desafíos que debe enfrentar la familia, tienen un lugar privilegiado en las enseñanzas de San Juan Pablo II. Desde la verdad de Cristo, busca iluminar todos esos temas y desafíos para dar una respuesta adecuada.

      Si queremos definir el cristocentrismo, debemos ubicarnos en una concepción que impulsa a que cada acto de nuestra vida humana, personal y comunitaria, debe centrarse en Cristo como fuente de cada decisión y de gracia para llevar adelante la decisión. Vivir desde una concepción cristocéntrica de la vida, implica que la persona hace girar alrededor de Cristo, su vida, su propio mundo,