Índice
1. CAPITULO UNO
2. CAPITULO DOS
Esta es una obra de ficción. Nombres, personajes, lugares y acontecimientos son producto de la imaginación del autor o son utilizados de forma ficticia y no deben considerarse como reales. Cualquier similitud con lugares, organizaciones o personas, vivas o muertas, es sólo coincidencia.
Pasión & Mentiras Copyright © 2021 Dawn Brower
Portada realizada por Victoria Miller
Todos los derechos reservados.
Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio electrónico o mecánico, incluyendo los sistemas de almacenamiento y recuperación de información, sin el permiso por escrito del autor, excepto para el uso de citas breves en la reseña de un libro.
Para todos los que esperan una segunda oportunidad. Que la persona amada sea lo suficientemente generosa para darte una.
Prólogo
Vivian Miene tenía todo lo que podía desear. La carrera perfecta, el hombre perfecto, Eric Black, y el futuro perfecto- había trabajado duro para lograr la primera y la buena fortuna le había enviado al segundo, el tercero estaba asegurado por los otros dos. No podía pensar en nada que pudiera hacer para que su vida fuera mejor. Excepto por los secretos que guardaba, aquellos que podían destruir su vida perfecta.
La oscuridad que se cernía sobre su felicidad… Eric era un testigo clave en un caso contra el líder de un conocido cartel de droga. Él no tenía idea que ella le guardaba secretos. Su deber era protegerlo y ella había sido asignada para estar cerca de él. Nunca se hubiera imaginado que se iba a enamorar de él. Su relación comenzó por todas las razones equivocadas. Vivian rezó para que él pudiera perdonar todas sus mentiras. Él ni siquiera sabía su verdadero nombre…
“Vi”, Eric la llamó mientras cruzaba la puerta de su apartamento. “Dónde estás?”
Miró por la ventana del dormitorio de Eric con vistas a Seattle. Vivian amaba esa vista. Vivian se giró hacia Eric cuando él entró en la habitación. Era el hombre más hermoso que sus ojos hubieran visto jamás. Mechones de cabello oscuros y ojos color del mar caribe sobre un cuerpo tonificado y musculoso. Ese físico magnífico la había atraído hacia él, pero había sido su corazón lo que la había hecho enamorar profundamente. Vivian sonrió y se encontró con él en medio de la habitación. La tomó en sus brazos y la besó.
Vivian se inclinó hacia él y le dio un profundo beso. Él bajó la cabeza y le sonrió. “Te necesité todo el día”, le dijo. “Te extrañé.”
“No fue tan largo”, le dijo ella. “Sólo un par de horas.”
“Un segundo alejado de ti es demasiado tiempo”, le respondió con una pizca de alegría en su voz. “Odio cuando tengo que dejarte.”
Vivian apoyó la cabeza contra su pecho. Ella disfrutaba de su fuerza y su calidez. Él la hacía sentir a salvo y deseada. Ella cerró sus ojos y respiró profundamente. Disfrutó su perfume almizclado e imaginó que no había nada que pudiera separarlos. Ella tenía tantos secretos y miedos de que él pudiera llegar a odiarla cuando supiera todo. Ella tenía uno que probablemente a él le gustaría, pero no estaba lista para decírselo. Vivian necesitaba más pruebas para creer en él.
“Estás triste?”, le preguntó.
“No”, respondió ella. “Estoy feliz”. Vivian lo miró. “Cuéntame sobre tu mañana. Estuvo todo bien?”. Esa era la parte que odiaba. Ella era una agente del FBI y había estado trabajando para ellos desde que se había graduado del colegio. Su título oficial era el de perfiladora. Tenía una asombrosa habilidad para ver en el interior de las mentes más viles. Ellos usaron esa habilidad en la investigación de Miguel Santiago. Lo que a su vez, les llevó a creer que Eric era la clave que podía llevarlos a arrestar a Miguel. Eric había intrigado a Vivian incluso antes de conocerlo. Ella sabía todos los detalles y se ofreció como voluntaria para acordar una reunión. Ella necesitaba saber si la información en el expediente era cierta. Cuanto más lo conocía, más lo amaba. Informar todo a sus superiores mataba una parte de ella.
“Mejor de lo que esperaba”, dijo él. “Estamos invitados a un baile de caridad esta noche.” Eric bajó sus manos y rozó su trasero. “Qué te parece si te pones un vestido sexy y me acompañas?”
Ella se mordió el labio inferior. “Puede que me interese tu propuesta”. Vivian cruzó los dedos en su espalda. “Mientras podamos irnos temprano y divertirnos un poco en casa después.”
“Me gusta como piensas.” Él sonrió. “No puedo prometer nada. Sabes cómo son estas cosas.”
Vivian le devolvió la sonrisa. Ella quería quedarse con él en el loft, para siempre. Olvidarse todo lo que el mundo exterior tenía para ofrecer… sería tan agradable. Si fuera cuestión de desearlo… “Al menos podemos intentarlo.”
“Podemos”, dijo él. “Vine a casa sólo porque me olvidé el ordenador. Me encantaría quedarme…”
“Ve”, lo echó ella. “Cuanto más pronto termines tu trabajo del día, más pronto serás mío.”
Eric la besó rápidamente y se fue. “Haces las cosas difíciles. Volveré poco antes de tener que ir a la cena de beneficencia”. Con esas palabras giró y salió, luego de tomar su laptop. Vivian dejó escapar un suspiro y rogó estar tomando la decisión correcta. Ella amaba a Eric. Quizás había llegado el momento de ser honesta con él.
Vivian llevaba un vestido largo de color gris oscuro con lentejuelas plateadas que delineaban el profundo escote en V y la cintura del vestido. El material sedoso se arremolinaba alrededor de sus piernas mientras caminaba. Combinó el vestido con tacones plateados de media pulgada con tiras. Vivian quería estar preparada para cualquier posibilidad y no deseaba tener que correr con tacones de aguja.
Eric rodeó su cintura con su brazo y la acercó a él. “Debo presentarte al hombre que está a cargo.”
Vivian tragó saliva. Ese era el momento de la verdad. Bien, no de la verdad completa, sino el momento en que hubiera conocido a Miguel Santiago. Todo el trabajo que ella había hecho la había llevado hasta ese punto. Una parte de ella quería regresar e irse. Pretender que no estaba mintiéndole al hombre que amaba y que todo eso era un sueño horrible. Su vida era perfecta –excepto por las mentiras y secretos.
“Miguel”, dijo Eric.
“Ah”, dijo un hombre volviéndose hacia Eric. Tenía la piel bronceada, cabello oscuro y ojos color café. Él era casi… guapo. “Quién es la adorable mujer a tu lado?”
“Ella es Victoria Martel”, dijo Eric.
“Por