La familia de T… (Una Historia Argentina) Novela - Relato
Álvaro Gutiérrez Zaldívar
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Gutiérrez Zaldívar, AlvaroLa familia de T... / Alvaro Gutiérrez Zaldívar. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Grupo Editor Latinoamericano, 2021.Archivo Digital: descargaISBN 978-987-781-989-21. Literatura Argentina. I. Título.CDD A860 |
© 2020, by Álvaro Gutiérrez Zaldívar
© 2020, by Grupo Editor Latinoamericano S.R.L.
Avda. Jujuy 1142, PB, “C” Buenos Aires,
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Colaboraron en la preparación de este libro:
Diseño: Pablo Barragán.
Digitalización: Proyecto451
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Inscripción ley 11.723 en trámite
ISBN edición digital (ePub): 978-987-781-989-2
En su tronco se leen cifras
grabadas con el cuchillo
quizá por algún caudillo
que a los indios venció allí:
por uno de esos valientes
dignos de fama y de gloria,
y que no dejan memoria
¡porque nacieron aquí!…
Luis L. Domínguez, 1819-1898
(fragmento) año 1843
INTRODUCCIÓN
A veces en la vida se encuentran cosas por azar, en un golpe de suerte que uno no esperaba y eso fue lo que ocurrió con este libro.
Las cosas más raras suceden sin que uno se dé cuenta, mucho más cuando el afectado o el beneficiado, de acuerdo a como se lo mire, vive en uno de esos universos en los que las novelas continúan sucediendo después del final.
Como pasaba antes con las películas, que terminaban con dos besándose y la palabra Fin, y yo me iba convencido de que ahí empezaba otra historia, que quizás fuera mejor.
Esa suerte me permitió escribir este libro, para lo cual me dediqué a observar el comportamiento de algunos miembros de una familia durante casi doscientos años, mirándola desde afuera, tomando como referencia los libros que dejaron sus integrantes sobre los acontecimientos que iban viviendo.
Cuando se escribe sobre personas reales hay que tener en cuenta que lo que se narra los pueden convertir en vulnerables, que estamos, quizás, descubriendo situaciones que no quieren ser divulgadas o que de algún modo los pueden perjudicar.
Esa es la gran diferencia con los personajes ficticios, porque nada de lo que contamos sobre ellos puede afectarlos. Por eso a veces conviene hablar de los personajes reales como si fueran inventados.
Hay formas de protegerlos, por ejemplo, mezclando generaciones, cambiando los nombres y las circunstancas en que vivieron.
No dar apellidos, no precisar ubicaciones.
Algo sobre T…
Hace varios años que conozco a T..., y valoro mucho su personalidad, que no es habitual en el medio en que vivimos.
Con el tiempo me fui sorprendiendo por las historias que contaba de sus parientes y comprendí que muchos de esos antecedentes, a través de los años, habían formado su carácter. Ella había decidido hacer un estudio sobre ese grupo y la forma en que vivían, relatar parte de la historia de algunos de sus componentes. Entonces decidí ayudarla.
CAPÍTULO UNO
El lugar de nacimiento de cada uno fue fácil de ubicar; habitan en el mismo lugar desde hace más de doscientos años. El campo era y es conocido, tiene una historia propia, y quienes lo ocuparon llevaban un libro diario, compuesto de varios tomos, como si fuera el cuaderno de bitácora de un barco. Ahí anotaban los sucesos que pasaban a su alrededor. Con el tiempo algunos empezaron a escribir sus propios diarios, que se sumaron al Registro colectivo; la mayoría de esos escritos ocupan hoy un amplio estante en la biblioteca de la casa principal.
Busqué también antecedentes en archivos, catastros y registros públicos y privados e incluí planos y relevamientos.
También hablé con los propietarios de los campos linderos y la gente del pueblo, especialmente con los que habían nacido ahí y conocían a la familia desde siempre.
La ciudad cercana también creció; primero fue un paraje, luego estación de tren y a su alrededor se formó un pueblo, que con el tiempo se convirtió en ciudad.
Hoy está situada sobre un espacio que en su origen era llanura.
Finalmente decidí escribir este libro, y a veces pienso que si alguien quisiera emitir una opinión sobre las personas mencionadas debería tener en cuenta los años y el contexto en que vivieron, y el resultado final de los hechos donde actuaron.
La vida en nuestro país en el siglo XIX era terrible. No había nada seguro; el hombre que hoy se queja de un movimiento de tierra, una huelga, un tumulto, o de la inseguridad está en su derecho, pero posiblemente no tenga noción de lo