Robin Hood. Leyenda Inglesa

      FÁBULAS Y LEYENDAS

      “Robin Hood” Leyenda inglesa

      Adaptación: Isidro Sánchez

       Ilustraciones: Francesc Rovira

       Dirección de la obra: J.M. Parramón Homs

      © Copyright ParramónPaidotribo-World Rigths

       Published by Parramón Paidotribo, S.L., Badalona, Spain

      ISBN Obra Completa: 84-7712-393-4

       ISBN Tomo 15: 84-7712-408-6

       ISBN Epub: 978-84-9910-355-6

      Hubo una vez un rey justo y sabio, muy amado por sus súbditos y conocido en todo el reino con el nombre de Ricardo Corazón de León.

      Un buen día, el rey reunió en el salón del trono a todas las damas y los caballeros de su corte y les confirmó el rumor que desde hacía tiempo recorría el reino: debía partir hacia una guerra en un país lejano.

      —¿Habéis pensado en quién ocupará el trono en vuestra ausencia? —preguntó una dama.

      —Así es; el reino no podría estar en mejores manos que en las de mi hermano Juan.

      Ricardo Corazón de León fue un rey justo y sabio que un día tuvo que partir a hacer la guerra en un país lejano.

       El buen rey decidió que durante su ausencia el país sería gobernado por su hermano, el príncipe Juan Sin Tierra.

      Al día siguiente, gentes llegadas de todo el reino se hallaban reunidas en las cercanías del castillo para despedir a su rey.

      Ricardo Corazón de León dio orden de que se bajara el puente levadizo del castillo y, seguido de su ejército, emprendió el camino.

      —¡Viva nuestro rey! —gritó la muchedumbre.

      Pero antes de que el último soldado se hubiera perdido de vista, el pueblo comenzó a dirigir miradas de inquietud hacia una de las ventanas del castillo, donde se veía al príncipe Juan, más conocido como Juan Sin Tierra.

      —El rey Ricardo desconoce los malos sentimientos de Juan Sin Tierra y creo que no ha estado acertado al confiarle el trono —decía el molinero de la ciudad.

      Cuando el ejército hubo partido, el pueblo empezó a mirar con inquietud hacia donde estaba el príncipe Juan.

      El molinero de la ciudad opinó que el rey Ricardo no había acertado al confiar el trono a Juan Sin Tierra.