El sermón en la montaña
El sermón en la montaña (2021) Emmet Fox
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D. R. © Editorial Lectorum, S. A. de C. V., 2022
Batalla de Casa Blanca Manzana 147–A, Lote 1621
Col. Leyes de Reforma, 3a. Sección
C. P. 09310, Ciudad de México
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www.lectorum.com.mx
Primera edición: enero 2022
D. R. © Portada: Angélica Carmona Bistráin
D. R. © Fotografía de portada: Shutterstock®
D. R. © Traducción: Benito Romero
Características tipográficas aseguradas conforme a la ley.
Prohibida la reproducción parcial o total sin autorización escrita del editor.
Prefacio
Este libro es el producto final de muchos años de estudios bíblicos y metafísicos, y de las muchas conferencias que he impartido. Habría sido tarea más fácil escribir una obra más amplia en lugar de esta pequeña probada; pero mi objetivo es ofrecer al lector un manual práctico de desarrollo espiritual, y con tal fin he condensado todo lo posible sobre la materia porque, como sabe muy bien todo estudiante, la concisión es indispensable para alcanzar el dominio de cualquier asunto.
Que nadie crea que será posible asimilar todo el contenido del libro en una o dos lecturas. Es necesario repasarlo muchas veces para comprender a fondo el sentido, completamente nuevo, de la vida y la gama de valores absolutamente originales que este libro presenta a la humanidad. Sólo entonces se experimentará el nuevo nacimiento.
El estudio de la Biblia no es distinto a la búsqueda de diamantes en África del Sur. Al principio, los exploradores hallaban sólo unos pocos en el barro amarillo, felicitándose por su buena fortuna, pensando que eso sería todo lo que encontrarían. Luego, a medida que iban cavando más profundo, llegaron al limo azul y quedaron maravillados al encontrar, en un día, tantas piedras preciosas como las que antes habían obtenido en un año; y lo que les había parecido una gran riqueza ahora resultaba insignificante en presencia del nuevo tesoro.
De igual manera, querido lector, en tu exploración de la verdad en la Biblia, procura no quedar satisfecho ante los primeros descubrimientos espirituales. Sigue hasta que puedas dar con el rico barro azul que se halla en el fondo. La Biblia, sin embargo, difiere de los terrenos diamantíferos por el hecho sublime de que debajo del limo azul aún quedan en ella más y más estratos. Éstos son cada vez más ricos y esperan el contacto de la percepción espiritual para toda la eternidad.
Sobre todo, mi buen lector, cuando leas la Biblia, afirma constantemente que la sabiduría divina te va iluminando.
Es el camino para recibir la inspiración del Todopoderoso.
Capítulo I · ¿Qué enseñó Jesús?
Jesucristo es, sin duda, la figura más importante que jamás haya aparecido en la historia de la humanidad. Esto hemos de admitirlo dejando de lado nuestras creencias. Esto es verdad, así le llamemos Dios u hombre; y, si lo consideramos hombre, lo tenemos por el más grande profeta y maestro del mundo, o, quizás, sólo como un bienintencionado loco que, después de una efímera y tempestuosa vida pública, sufrió el dolor, la ruina y el fracaso. Sea cual sea la interpretación personal, quedará el hecho incuestionable de que tanto su vida y su muerte, así como las enseñanzas que se le atribuyen, han influido en el curso de la historia más que las de cualquier otro hombre que jamás haya vivido. Mucho más, incluso, de lo que lo hicieron Alejandro, o César, o Carlomagno, o Napoleón, o Washington. Son muchas las personas que vivieron bajo sus doctrinas, o al menos, por las que se le atribuyen; se escriben, leen y compran multitud de libros acerca de Él; se pronuncian más discursos (o sermones) sobre su persona que sobre todos los nombres mencionados juntos.
Él ha sido la inspiración religiosa de toda la raza europea durante los dos milenios en que ésta ha dominado y moldeado los destinos del mundo entero —cultural, social y políticamente—, y durante el período en que toda la superficie terrestre fue por fin descubierta y ocupada, y sus caminos trazados por la civilización.
Estos hechos lo colocan a Él en el primer lugar de la importancia mundial.
No hay, por lo tanto, trabajo más elevado que la de inquirir e investigar acerca de Sus ideales.
¿Qué enseñó Jesús? ¿Qué quiso verdaderamente que creyéramos e hiciéramos? ¿Cuáles fueron los fines que albergaba en su corazón? Y, ¿hasta qué punto logró cumplir estos fines con Su vida y Su muerte? ¿Hasta qué punto ha expresado o representado Sus ideas el movimiento llamado cristianismo, tal como ha existido durante los últimos diecinueve siglos? ¿Qué alcance tiene el mensaje que el cristianismo de hoy presenta al mundo? Si Él volviera ahora, ¿qué diría, en general, de las naciones que se llaman cristianas, y en particular de las iglesias cristianas, de los adventistas del Séptimo Día, de los anglicanos, los bautistas, los católicos, los cuáqueros, los griegos ortodoxos, los metodistas, los presbiterianos, los salvacionistas o los unitarios? ¿Qué fue lo que enseñó Jesús?
Éstas son las preguntas que tengo intención de responder en este libro. Me propongo a demostrar que el mensaje que nos trajo Jesús tiene un valor único porque es la verdad, la única explicación perfecta de la naturaleza de Dios y del hombre, de la vida y del mundo, así como de la interdependencia que existe entre ellos. Y lo que es más, encontraremos que Su enseñanza no es una mera apreciación abstracta del universo, lo cual sólo tendría un interés académico, sino que constituye un método práctico para el desarrollo del alma, un método que nos sirve para reformar nuestra vida y nuestro destino, de manera que podamos hacer de ellos lo que queramos.
Jesús nos explica lo que es la naturaleza de Dios y lo que es nuestra propia naturaleza; nos habla del significado de la vida y de la muerte; nos enseña por qué cometemos errores; por qué caemos en la tentación; por qué enfermamos y nos empobrecemos; por qué nos hacemos viejos; y, lo que es más importante, nos dice cómo pueden ser vencidos todos estos males, y cómo podemos traer salud, felicidad y prosperidad verdadera a nuestras vidas y a la vida de los que nos rodean, si ellos lo desean realmente.
Lo primero que tenemos que comprender es un hecho de importancia fundamental, porque significa romper con los puntos de vista ordinarios de la ortodoxia. La verdad es que Jesús no enseñó teología alguna. Su enseñanza es enteramente espiritual o metafísica. El cristianismo histórico, desafortunadamente, ha puesto su mayor atención en las cuestiones teológicas y doctrinales, las que, por extraño que parezca, no tienen nada que ver con la enseñanza evangélica en sí. Mucha gente sencilla se sorprenderá al comprobar que todas las doctrinas y teologías de las iglesias son invenciones humanas, nacidas en la mente de sus autores e impuestas a la Biblia desde fuera. Pero es así. No hay absolutamente ningún sistema teológico o doctrinal que pueda ser hallado en la Biblia; sencillamente ninguno. Personas honradas que sintieron la necesidad de obtener cierta explicación intelectual de la vida, creyendo también que la Biblia era una revelación de Dios al hombre, llegaron a la conclusión de que una debía encontrarse dentro de la otra, y luego, más o menos inconscientemente, se pusieron a crear aquello que querían encontrar. Pero les faltaba la llave espiritual y metafísica. No estaban afirmados sobre lo que podemos llamar base espiritual, y en consecuencia buscaron una explicación de la vida puramente intelectual o tridimensional, y es imposible explicar la existencia con semejante criterio.
La explicación verdadera de la vida del hombre descansa en el hecho de su entidad esencialmente espiritual y eterna, y en que este mundo, y la vida que intelectualmente conocemos, no son más que lo que muestra un corte en sección de la verdad completa acerca